El mundo del perro es apasionante. Dedicarte de forma profesional, exclusiva y duradera en el tiempo al acompañamiento de familias a través de la educación canina es todo un lujo y un placer que requiere mucha responsabilidad.
Cuando tu trabajo es mejorar el día a día de los perros y sus personas, toca tener al día la revisión y puesta a punto de habilidades como: la empatía, el manejo de las situaciones, las formas, la formación…
No basta con que te gusten los perros o tengas muy buena intención o formación, hay 3 características básicas que necesitas sí o sí.
Comunicación eficaz.
Puedes tener una formación estupenda, pero si no logras un acuerdo con tus clientes, que comprendan la situación y tus propuestas no será efectivo.
Para ello hay truco: escúchalos, comprende sus motivos sin juzgarles ni acusarles.
Una buena comunicación te ayudará a trabajar de forma más efectiva y dará a la familia la confianza para exponer sus dudas y vivencias.
Actitud respetuosa.
Hay todo un espacio entre ser su colega y ser inaccesible, justo ese es el que tienes que ocupar. Es importante que pongas límites, por ejemplo, con el horario.
Para ello hay un truco: no contestes o llames a deshoras, respeta su espacio vital y usa un vocabulario adecuado.
Honestidad.
No tienes porqué saberlo todo, pero si tienes que saber hasta dónde puedes llegar y explicar francamente cual será tu propuesta y los motivos.
Para ello hay una receta: Buena comunicación + actitud respetuosa + ética personal.
Y fíjate, no hemos hablado de perros todavía. Aquí va el +2.
- Formación de calidad en educación canina.
- Tener muy claro a quién te diriges.
Vivir de tu pasión no es cuestión de actitud, no es cuestión de suerte, pero como has visto: hay truco.
El truco es trabajar teniendo en cuenta estos cinco puntos (y todo lo que abarcan)
Cinta Marí