Desmontando bulos: tu perro, tu relación, tu experiencia

Adoras a tu perro, lo sé. Y también se que a lo largo del día te encuentras con un montón de consejos no pedidos.

Quizá este sea uno.

Ante cualquier comportamiento (que hasta ahora habías visto normal) llega alguien y te dice que el perro está estresado, que es dominante, desobediente, cabezón, caprichoso, que le falta disciplina, que no sabes manejarlo…

O quizá todo junto.

Y ahí están las influencias externas, que majas, no solo moldeando tu autoimagen, sino también influyendo en la forma en la que miras a tu colega perro.

¿Será que no sé? ¿Será que es un cabrón?

Y es que, aunque no queramos recibir estos mensajes, es una realidad que lo hacemos.

Al igual que lo es que no son valiosos y que están lejos de ser objetivos y válidos.

Ojo, que soy consciente de que son dados desde la mejor voluntad del mundo, la de “ayudar”. Pero no ayudan, sino todo lo contrario.

De donde provienen o el recurso empleado por las personas que los dan, más que la mala leche, es la cultura que nos rodea (supongo). Estándares, TV, necesidad de imponer…

Vamos, que poco tiene que ver con tu bienestar y el de tu perro. ¡Y mucho menos con el comportamiento canino!

En muchas las ocasiones estos mensajes son o serán lanzados por personas cercanas, personas en las que confías plenamente y eso, sin querer, hará que se te “desmorone todo”, desde tus principios a tu confianza y, por supuesto, la relación y la confianza en tu perro.

Sencillamente no estás haciendo las cosas de la forma establecida de toda la vida. ¿O si? Quizá las estás haciendo de la forma que se hacía toda la vida antes de nuestras prisas o frustraciones… pero ese es otro debate.

La realidad es que si eres capaz de tener una buena relación con tu perro, que el tiene derecho a tener cualquier tipo de problema y que ya estás tu para contactar con una profesional para solucionarlo.

Detrás de las etiquetas de turno (cabezón, dominante, etc) se esconde algo que le sucede (o no) a tu perro.

La realidad, el día a día, eso es lo que te aporta una comunicación real y valiosa de lo que está sucediendo.

Recuerda, no es tu responsabilidad inflar el ego de nadie. No te sientas culpable por poner límites y decir que con tu perro y con la relación con tu perro, por ahí no es.

Cuestionar las creencias es una de las piezas fundamentales para la educación y el aprendizaje.

Conocer y respetar tus posibilidades y las de tu perro es fundamental para crear una relación sana y, por que no, enriquecedora y placentera.

Conclusión:

No permitas que estereotipos o etiquetas definan como eres, como es tu perro y como es vuestra relación. Confía en lo que estás haciendo.

Recuerda, no hay nadie con más experiencia que tú en la relación que tienes con tu perro. ¡Deja de creer en bulos y confía más en tí y en tu perro!

Y,

Si tienes algún problema real, estaré encantada de ayudarte.

Cinta Marí Marco, 2023

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