Fiestas y petardos

Se acercan las fiestas locales de Castellón (y Valencia) y empiezan a aparecer (de la mano y como si no existieran el resto del año) la preocupación de las personas por si su perro tiene miedo a los petardos, las personas que afirman que su perro tiene pánico y las charlas sobre perros con miedo a los petardos.

Una charla unos días antes de la semana de fiestas no puede ofrecer la solución a un problema de miedos. De forma habitual se suele ofrecer un abanico de medicamentos (más o menos naturales) y alguna indicación tipo “premiar cada estruendo” que de poco nos puede ayudar. Además, a los estruendos se suma el gentío y olores muy fuertes en las calles. (Para quién no sea de la zona las calles huelen, más o menos, a pólvora, vino y orín).

No hay soluciones mágicas. El miedo y la confianza se trabajan durante todo el año, no sólo en fechas próximas al problema.

Es inevitable que las personas que van a pasar las primeras fiestas con su perro se preocupen por la reacción de éste. Es el caso de adopciones recientes, cachorritos o personas que simplemente otros años se han ido de vacaciones. Hay que tener cuidado para que esa preocupación no pase a ser un estado (personal) de preocupación constante “obligando” al perro a estar pendiente de por donde vendrá esa cosa que nos tiene tan preocupados.

Que hacer según cada caso

En caso de adopciones valorar cuanto tiempo hace de la adopción, su historia, sus miedos, su adaptación. Si existen problemas lo mejor sería irnos con el perro toda la semana. Si no hubiera posibilidad, ofrecerle la mayor tranquilidad posible, mucha relajación en casa, mucho olisqueo… Si tenemos la posibilidad, llevarlo a la montaña, y si los paseos tienen que ser por ciudad hacerlos en las horas que no haya gente ni coincida con mascletás o castillos de fuegos artificiales (aunque estén lejos).

EN NINGÚN CASO FORZAREMOS AL PERRO CON LOS PETARDOS (es extensivo al bullicio y demás circunstancias que se dan).

Si contamos con otro perro sin miedo a los petardos puede ser de gran ayuda para él, puesto que lo mejor que le podemos ofrecer aparte de comprensión es una buena referencia de calma.

El caso de los cachorros es diferente, los cachorritos que pasaron sus primeras fiestas sobre los 3 o 4 meses aproximadamente no suelen tener problemas de adultos (salvo alguna excepción). Esto no quiere decir que si tenemos un cachorro lo llevemos a “todas partes”. Con el “jaleo de fondo” ya tiene más que suficiente.

EN NINGÚN CASO FORZAREMOS AL CACHORRITO CON LOS PETARDOS (Es extensivo al bullicio y demás circunstancias que se dan).

Las personas con perro adulto que nunca han estado pueden hacerse una idea de cómo será puesto que en esta zona de vez en cuando es habitual el tema de los petardos… Que ofrezcan la mayor tranquilidad y paz posible. Y como en los otros casos NO FORZAR AL PERRO.

Los perros que ya tienen miedo

Aquí hay que establecer una diferencia entre los perros a los que les sobresalta un petardo o los perros que sufren acustofobia. También hay perros a los que les supera todo el conjunto de la situación y los petardos pasan a formar parte de un agravante, en otras ocasiones y por si solos no les asustan.

Sobresaltarse con un petardo.

Que un estruendo haga sobresaltarse al perro es algo natural, forma parte del mecanismo del estrés y por lo tanto de la supervivencia. Es algo a lo que no deberíamos prestar mayor atención, aunque el petardo caiga en las cercanías del perro.

Miedo a los petardos

Hablamos de fobias cuando las personas que conviven con el perro reconocen claramente algún tipo de reacción en sus perros como:

Salivación excesiva, defecan u orinan “inadecuadamente”, tienen conductas destructivas, conducta de fuga, se esconden, tiemblan, vocalizan de forma excesiva… En algún caso también se pueden observar trastornos alimentarios o incluso lesiones en la piel.

5 cosas que ayudan a disminuir el problema:

– Ser un buen referente de calma. Transmitir tranquilidad al perro.

– No reñirle, no pedirle nada.

– No forzarlo a la situación de ninguna manera.

– Recordar que el miedo es una emoción, ni se premia ni se castiga.

– Dejar que el perro permanezca en el lugar de casa que considere seguro. No quitarle el acceso.

Hay casos de especial sensibilidad donde los perros afectados no pueden reaccionar a ningún tipo de estímulo social y ni siquiera pueden sentir dolor, en estos casos hay que prestar especial atención ante una conducta de huida, puesto que en esos casos “nada” les impide huir.

En casos muy graves, la decisión u opción puede pasar por medicar al perro, pero eso es un trabajo exclusivo del veterinario, no del propietario ni del educador canino, aunque asistan a una charla sobre fenotiacinas, barbitúricos, betabloqueantes, benzodiacepinas, etc. El veterinario es quien debe recetar y advertir de los efectos de la medicación.

Cuando la situación les supera.

La normalidad desaparece durante una semana. El parque pasa de ser un lugar tranquilo a ser un lugar con gente comiendo, bebiendo y durmiendo. La calle tiene unos olores intensísimos. Las personas y lugares son diferentes, más gente, más excitada… Por si misma es una situación que puede resultar difícil para muchos perros, la guinda son los petardos.

Es importante no forzar al perro a ninguna situación, comprender lo que le sucede y ser conscientes de que el nivel de estrés influirá en la gestión de la situación. Importa mucho su bienestar anterior.

En esta zona tenemos la “suerte” de que no sólo en marzo se escuchan petardos… previo a las fiestas hay unos meses de presentaciones y eventos con petardos que se suelen producir el mismo día de la semana, en el mismo lugar y a la misma hora. A perros que viven cerca de estos sitios y NO tienen problemas graves les viene muy bien hacer sesiones de searching de manera que:

Si todos los sábados a las 21:00 horas se oyen petardos, todos los días a las 20:55 haremos algo (siempre voluntario para el perro) en este caso dejaremos comida en el suelo para que el perro libremente vaya olisqueando y comiendo, sábado incluido, sin que haya más importancia.

Si tuviéramos que dar una receta mágica esta sería el BIENESTAR mental del perro durante todo el año, y prestar especial atención a cuando se acercan las fechas para mejorar todo lo que se pueda mejorar. A menor nivel de estrés mejor podrá llevar la situación. EN NINGÚN CASO FORZAREMOS AL PERRO CON LOS PETARDOS.

Puntos clave

Es fácil que un perro que tiene miedo a los petardos o al bullicio se asuste y huya, hay que extremar las precauciones, en estas fechas se pierden muchos perros.

Intentar relacionar el sonido de un petardo con un premio queda lejos de ser la solución y cerca de agravar el problema. No se puede ser tan precisos, ni tan rápidos, ni hacerlo todas las veces, los petardos son muchos, muy seguidos, impredecibles… Un perro con pánico a los petardos no va a terminar salivando al escucharlos.

No es buena idea tratar de distraer al perro con juegos bruscos o de movimiento/persecución. NO deberíamos añadir ningún tipo de excitación al perro.

El perro tiene que tener acceso a un lugar seguro y a huesos para roer u otro elemento que no le resulte frustrante.

La opción de medicación (natural o farmacológica) siempre será recetada por profesionales cualificados.

El miedo es una emoción, por lo tanto no se puede reforzar. No pasa nada si el perro os pide contacto. El perro necesita consuelo, comprensión y calma, no hay motivos para negar apoyo o una caricia a un perro asustado.

EN NINGÚN CASO FORZAREMOS AL PERRO CON LOS PETARDOS (es extensivo al bullicio y demás circunstancias que se dan)

Es fundamental el estado en el que el perro llega a estas fechas, de ello dependerá su gestión de las situaciones. El bienestar del perro debe ser fomentado todo el año, de poco sirve una charla sobre miedo a petardos dos días antes de fiestas. No hay soluciones mágicas, el miedo y la confianza son cosas que se crean día a día.

Autora: Cinta Marí, 2014

Artículo publicado en la Revista REC+ nº 15

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