Esperando un bebé

Cuando tienes perro (o gato) y te quedas embarazada descubres que, de repente, todo, pero absolutamente todo tu entorno familiar (y de amistad) es experto en niños, perros y embarazo. Empieza una avalancha de consejos, leyendas urbanas y demás “palabras” basadas en absolutamente ninguna explicación razonable.

Del mismo modo que las futuras mamás (y así lo explican sus médicos o matronas) tienen derecho y deben solicitar respeto a quién les habla de malas experiencias o les toca la tripa en un momento que no les apetece, pueden solicitarlo al hablar de sus amigos de cuatro patas. Sin embargo, cuando pides a alguien que no te cuente una mala experiencia porque te afecta, generalmente lo entienden y paran… No suele suceder así al hablar de animales.

Mientras están criticando su “modo de vida”, hay que tener en cuenta los cambios hormonales de la futura mamá, que están hablando del ser que quizá se dio cuenta del embarazo antes que ella, que le están metiendo miedo, que están dudando de ella como responsable de su amigo canino, como responsable de la vida que tiene que llegar, etc.

Que la mamá se ponga seria pidiendo respeto, explique que las normas de su casa exigen respeto a toda su familia, o mire para otro lado y “pase de todo” es respetable. Que hagan que la futura mamá llore, tenga miedo, dudas, angustia por cómo conciliar sus “dos familias” no está justificado.

Simplemente por esto muchas veces la futura mamá se pone en contacto con una educadora canina, y no hemos hablado de ningún problema de comportamiento en perros.

Imprescindible cuando visitamos a una futura mamá:

Empatía.

La mujer está siendo juzgada antes de, se le está haciendo eso que tan poco nos gusta de “cuidado, eso no me gusta, shhh, por ahí no”.

Respeto.

A sus miedos, a sus tiempos y a su familia humana.

Paz.

Evitar confrontaciones familiares. Nosotras, como educadoras caninas, tenemos que dar las herramientas necesarias para que ella pueda gestionar de la mejor manera posible sus núcleos familiares (personas – perros), desde la conciliación y teniendo en cuenta que no siempre será escuchada por las demás personas.

Formación sobre métodos de crianza.

No nos basta con saber de perros, tenemos que tener nociones de los tipos de educación para personitas*.

Tranquilidad

Es lo que debemos transmitirle en todo momento para todas las situaciones.

Para el perro:

Empatía, paciencia, tolerancia, respeto…

Parece que todas las educadoras lo tenemos claro y no hace falta repetirlo.

Revisar el día a día

Rutinas, comidas, paseos, interacción, manipulados, juegos, descanso, ocio… incluye eliminación de castigos.

Pautas necesarias para la familia y para las visitas.

Formación

No dejar a la futura mamá con dudas. Incluye formación higiénico-sanitaria.

Puntos clave:

Integrar al perro en los cambios que van sucediendo en el hogar.

Si existen problemas de comportamiento, trabajarlos durante el embarazo. Las educadoras tenemos que ser realistas pero no alarmistas con la mamá.

Prevenir es la mejor opción.

Lo ideal sería que las futuras mamás que conviven con perros contacten con una educadora canina. Si hay algún problema se dispone de tiempo para solucionarlo.

Autora: Cinta Marí, 2012

Artículo publicado en REC+ nº 11

*Bibliografía recomendada:
Bésame mucho. Carlos González.
La Crianza Feliz. Rosa Jové

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