Collar eléctrico. Daños por descarga eléctrica.

La descarga eléctrica es un estimulo exterior que el perro recibe y afecta directamente al SNC.
Tras unos desagradables días mirando los diferentes tipos de collares para torturar a un perro… ni ellos dicen exactamente que son, nos encontramos con diferentes “perlitas” ya no solo a la venta, sino que al alcance de cualquiera… Personalmente, sabía que existían, pero incluso habiendo trabajado en una clínica-tienda en la que hay y venden, no tenía ni idea de cuantos, no he encontrado ninguno que de forma clara indique el voltaje en los elementos que entran en contacto con el cuello del perro, me gustaría añadir frases publicitarias de los fabricantes para su venta:
– 8 niveles de impulso sobre el mando
– Diversidad de intensidades.
– Realmente inteligente: analiza el ladrido de su perro y se autorregula para conseguir callarlo.
– Aprenda en menos de un minuto a educar a su perro
– Consigue que el perro entienda que es la acción de desobedecer la que se le castiga.
– Collar educador de perros.
– Descargas electroestáticas.
– Descarga continua.
– Ondas ultrasónicas.
– Marcas que aseguran dar más descarga que otras.
– Sumergibles, no sumergibles.
– Pilas, baterías, desde 7 a 800 metros, servicio técnico…
¿Han probado estos tipos a ponerse uno? ¿Saben lo que se siente?
Yo no he usado nunca uno, ni lo he probado, pero soy una de esas personas “afectadas” por la electricidad estática, por lo que, de a menudo… ¡me llevo un buen chispazo! Mi sitio más temido es mi oficina, en ella puedo recibir chispazos por cosas tan tontas como intentar/o regularme la altura de la silla, abrir la ventana, abrir la puerta, encender la estufa… la sensación es muy desagradable, hay veces que duele y otras solo es un cosquilleo, pero el miedo que produce cuando, por ejemplo, tienes que abrir una puerta y te da una descarga ¡pero es que la tienes que abrir!! No es poco. Claro, todo esto yo lo asumo o entiendo cómo puedo y no me queda otra opción más que ir a la oficina con zapatos de seguridad ¡bendito invento! Aun así afecta a mi comportamiento cotidiano: no toco enchufes, bombillas, cierro la puerta del coche con la manga de la chaqueta en vez de con la mano… todo esto sabiendo (más o menos) porqué recibo las descargas, es imposible que no me afecten.La descarga eléctrica de estos artilugios se produce en el cuello, afectando directamente al sistema nervioso, encargado de recoger toda la información, coordinar y dirigir todas las actividades del organismo y a la medula espinal, cordón nervioso que recorre el interior de la columna vertebral y del que salen nervios a todos los órganos del cuerpo – estructura muy delicada –
Afecta directamente a las vías neuronales, encargadas de dirigir el comportamiento, la mayoría de conductas están controladas mediante vías que van desde neuronas hacia músculos.
El cuerpo del perro es un buen conductor de electricidad, la descarga puede desde hacerle daño a graves daños internos en corazón, músculos, cerebro…Esta descarga es un estímulo que el perro recibe, pero ¿Qué significa este estimulo? Dolor-miedo-angustia-estrés…
Aprender es relacionar estímulos por asociación:
Situación – comportamiento- consecuencias
Entonces… ¿Qué puede enseñar el instrumento del que hablamos? Si:
– El perro no sabe porqué recibe el impulso, de donde viene, como evitarlo ni como escapar.
– ¿Qué entiende al recibir el impulso?
– ¿En qué se está fijando el perro cuando recibe la descarga? Porque eso es lo que asociará con ella.
Lo que queda claro es que influye traumáticamente en su estado emocional, aun dependiendo de su modalidad, intensidad, duración y localización.

Es un artilugio que encuentro extremadamente peligroso en todos los sentidos,
– Si un perro que se abalanza para jugar encima de un niño y es torturado con este collar de forma que cuando se acerque para jugar le dé una descarga… ¡menuda asociación!
– ¿Qué desordenes pueden llegar a causar en su cuerpo repetidas descargas?
– Cuando recibimos una descarga (perros y humanos) el cuerpo se nos contrae, tenemos una compulsión, soltamos un ¡ay!, duele, asusta, frustra, estresa, condiciona nuestros movimientos…
– A parte de causar graves problemas emocionales, el dolor acaba afectando al carácter. Causa daño físico y psicológico.

Hay situaciones en las que siento vergüenza de formar parte de la especie humana, ser de la misma especie que los individuos que usan este elemento de tortura (y otros) es una de ellas. No soy capaz de entender porque hay quien ve a los perros (y otros seres vivos) como meros objetos que deben hacer lo que ellos ordenen, creándoles una dictadura en la que el tirano manda, y al perro no lo queda otra opción más que obedecer o atenerse a las consecuencias, eso tiene muchos nombres, pero ninguno se asemeja a la educación. Supongo, que para los individuos que usan estos aparatos es más cómodo gastarse entre 80 – 200€ en una cosa que solo sirve para torturar que en unos cuantos libros y formación.

Debo estar contenta de que no me guste la violencia, porque en su día a mi me los ofrecieron para “solucionar” los problemas de mi perro, no los acepte, me parecía una violencia, crueldad y tortura excesiva… no electricidad, no golpes,.. ¿para qué? ¿a quién le gustaría aprender así?, ¿aprender?¡si no se aprende! Bueno…si a tener miedo.
Ahora llega el punto en el que siento orgullo de pertenecer a la especie humana, de haber encontrado personas que dedican su tiempo a enseñar a los demás, a explicarnos cómo se pueden cambiar las cosas, a demostrarnos con su experiencia y trabajo que con educación y de forma positiva todos aprendemos mejor –perros y humanos- , todos sí, porque el gran enemigo de nuestros amigos los perros es la educación que recibimos los humanos, y en base a ella educamos a los demás.

Gracias a cada una de esas personas, yo, humildemente espero aportar mi pequeño granito de arena.

Autora: Cinta Marí, 2009

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