Tienes el mejor perro del mundo, pero de repente un día…
Por reñirle,
por quitarle un pincho,
por estar jugando,
por tener dolor,
por intentar acariciarle,
por subirle a la camilla del veterinario,
por no sabes bien qué,
por un hueso,
por llevarle a la peluquería canina…