Una historia que contar

Remontándonos no mucho tiempo atrás podemos observar aquella época en la que los animales eran algo que parecía diseñado para servirnos: alimento, dinero, pieles, beneficio… los perros, como animales, no estaban muy lejos de eso: cuidando el ganado, vigilando la casa, haciendo compañía, un amable servidor a cambio de las sobras de comida…

A veces dudo cuanto hemos cambiado, o si lo hemos hecho.

Sería interesante revisar cual es nuestra cultura personal respecto a los perros, sobretodo ésa que enseñamos al resto de las personas a través del ejemplo. Es fácil haber aprendido (o enseñado) que un perro es algo que se compra o vende, ofrece o regala, devuelve o abandona, e incluso es fácil haber aprendido que solo necesita comer y salir a hacer pipí (y popó).

La Unesco, en 1982, declaró:

…que la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opciones. A través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden.”

Quiero compartir con las personas que leéis esta revista una emocionante historia de Amor, Amistad, Educación, y por supuesto BUEN EJEMPLO. Todo un regalo a la educación cultural de las personas.

Hace pocas semanas conocí a una gran familia: Juan, Mari, Neus, Carles y Duque. Podían ser una familia cualquiera… pero son algo más.

Duque es un precioso jovenzuelo de 9 meses (labrador), que al igual que el resto de sus compañeros, se encuentra en un duro periodo de duelo por la pérdida de un miembro muy importante en la familia: Coque.

Coque no fue un simple perro con el que compartieron 12 años. Este precioso golden compartió las primeras alegrías, ilusiones y proyectos de la pareja, ¡con el tiempo mucho más!. No falló ni flaqueó en darlo todo y ser un colaborador más cuando nació la niña, tampoco a la llegada del niño. Desde el primer día, sus padres transmitieron a los niños que Coque era un miembro más de la familia.

Pasaban los años e iban aprendiendo unos de otros. Desde la distancia, sin haber conocido a Coque, y sin querer menospreciar ni quitar voluntad a la familia, os aseguro que Coque les supo enseñar muy bien.

Es difícil de asumir, pero el tiempo pasa. Nuestros amigos de cuatro patas y gran corazón se hacen mayores, su salud se debilita… Coque si iba apagando. La familia observaba que, aunque parecía débil, tenía un hilo de ilusión latente, mientras las esperanzas clínicas estaban agotadas, ellos creyeron en él y en sus esperanzas. Pensaron en ese “algo” que le faltaba, en ayudarle y motivarlo, se decidieron a darle “un empujoncito” como tantas veces él les había dado a ellos.

Así llegó Duque a sus vidas. Fueron todos los miembros de la familia a lo que en ese momento pensaron que era un criador responsable a recogerlo. Consiguieron darle más que unos felices días finales a Coque, sin descuidar ni media necesidad de Duque. Coque se animó ¡paso unos estupendos 7 meses!.

Meses en los que un “petardo” le hacía levantarse, sonreír, jugar… Hasta que sus fuerzas se agotaron y las pilas ya no se cargaban. Pasó a observar a su querida familia desde el cielo en el que nos esperan aquellos grandes amigos de cuatro patas y gran corazón, un beso a todos.

En esos meses, el pequeño Duque disfrutó de tener un gran maestro, a la vez que tuvo un gran problema de salud. Al poco de estar en casa le detectaron un tumor, el criador primero negó su existencia y luego su importancia. Simplemente, ofreció cambiar al perro por otro -como los electrodomésticos que no funcionan-. La familia se negó rotundamente, y a falta de la colaboración del criador, asumieron en exclusiva los gastos veterinarios. Operaron a Duque de su tumor y se encuentra en perfecto estado de salud.

Aunque en la actualidad la familia está en un lógico periodo de duelo, quiero destacar el tremendo esfuerzo que están haciendo en comprender al pequeño Duque, en ofrecerle referencias de calma, en aprender de y con él… y el de Duque, por supuesto.

Pensando en el bienestar de su joven amigo, tienen en mente que cuando pase algo de tiempo, se sientan más preparados, seguros y crean haber aprendido un poco más, le buscarán un compañero.

Hace unos días recibí una llamada de ellos: “te tenemos que contar una cosa, te vas a creer que estamos locos”.

La cosa es una perrita de 6 meses a la que unos sujetos abandonaron después de que se le diagnosticara una fuerte displasia de cadera por la que necesita una cara intervención quirúrgica. La primera intención de los sujetos que la abandonaron fue sacrificar a la perra, afortunadamente la veterinaria se negó. GRACIAS.

La perrita está en una protectora a mas de 400km de la vivienda de esta familia de héroes, ángeles, locos o como queráis llamarlos. La protectora intenta recaudar fondos para pagar la intervención sin demasiado éxito… Conscientes de la situación de la protectora, no solo deciden adoptarla, toman la decisión de esforzarse al máximo (nada fácil en esta época) y costear por su cuenta la intervención, con la esperanza de que lo recaudado hasta ahora por la entidad pueda ayudar a otros perros.

La perrita ya ha sido operada. Le faltan unas semanas de recuperación y ya podrá ir con su nueva familia. Mientras, Duque ha sido castrado. Sabían de la necesidad de esterilizar a la perra a adoptar, pero decidieron empezar por Duque y no someter a la perra a dos intervenciones tan seguidas, esperarán a que se recupere.

Mientras todo esto sucede, ellos se van formando para seguir aprendiendo con y de Duque, y por su puesto de la nueva “nena” de la familia… ¡seguro que lo hacen muy bien!

Me emociona contaros esto y poco más puedo deciros sin que me inunden las lágrimas.

Esto es para mí un claro y buenísimo ejemplo de educación. Un ejemplo que puede cambiar la educación cultural de muchas personas. Una valentísima lección que Juan y Mari están regalando no solo a Neus y Carles, sino a cualquiera de nosotros.

Me siento afortunada de conocer a esta gran familia, de poder aprender de ellos y de su ejemplo “de primera mano”. Gracias por regalarnos esta lección.

Estoy convencida de que Coque está orgullosísimo de ellos.

Gracias a todas las personas que hacen que exista una oportunidad, gracias a todos esos héroes anónimos, ángeles, locos, o como queramos llamarles…

¡A ver si se animan y les vemos en niños y perros!

Autora: Cinta Marí, 2010

Artículo publicado en la Revista de Educación Canina REC+ nº 4

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